Las Adaptaciones en el Cine



Las películas que vemos en el cine, en la televisión, son solo el producto final de toda una cadena de la cuál usualmente no somos partícipes y de la que con frecuencia ignoramos los recursos que han sido necesarios para llegar hasta lo que como espectadores finalmente vemos. Las horas de trabajo, los recursos financieros, el capital humano e incluso la inspiración de los involucrados nos son invisibles, hacer una película involucra un arduo trabajo de pre-producción, producción y post-producción, ninguna etapa es irrelevante ni más ni menos importante que la otra, pero podríamos preguntarnos ¿cuál será el producto final si las materias primas son de baja calidad? Pues en esta ocasión me enfocaré en una etapa del proceso de creación de una película que se sitúa en la fase de pre-producción, escribir el guión, sin embargo, para ser más específico, me centraré en los guiones que son o han sido inspirados en obras literarias.

¿Cómo nacen las adaptaciones cinematográficas? Pues como respuesta a la pregunta inicial ¿qué filmar? ¿De qué hacemos una película? Para esto el guionista tiene dos caminos, escribir una historia (guión original) o tomar una historia ya escrita, una obra literaria y modificarla o adaptarla para que esta cumpla con determinados parámetros que hagan posible su filmación (adaptación cinematográfica).

El cine y las adaptaciones van de la mano, los libros se han convertido en un aliado de los guionistas y han sido la causa de éxitos y fracasos en la historia de la cinematografía, si los perros son el mejor amigo del hombre, los libros son el mejor amigo del cine, al punto que en el proceso de desarrollo de guiones, las adaptaciones han tenido tanta o más importancia que las propias historias originales.

No es nada despreciable la cantidad de películas que se han inspirado en libros y hoy en día considerando las facilidades que brinda el avance tecnológico no es de extrañar que continúe la tendencia, ya no es necesario esperar meses para recibir un libro recién publicado al otro lado del mundo (hasta podemos adquirir versiones digitales, que repudio pero existen), ya no hay que esperar años para recibir traducciones de los libros escritos en idiomas que desconocemos, sin duda la tecnología dentro de sus grandes beneficios, nos ha brindado acceso a la información como nunca antes, ustedes no estarían leyendo esto sin internet por ejemplo, pues es así que no es extraño que éste ir y venir de información termine por darnos a conocer obras literarias que inspiren películas.

En 1896 se realizó la considerada primera película con guión de la historia, La Fée Aux Choux (Francia) de Alice Guy Blaché, más de una década después, la productora francesa Pathé en 1908 contrataba escritores y dramaturgos reconocidos para adaptar y rodar películas inspiradas en obras de Alejandro Dumas, Walter Scott, Víctor Hugo y algunas otras obras grecolatinas, formalizándose así el uso de libros en el cine, lo que refuerza el argumento de Villanueva (1994): “Cualquier aspecto llamativo de la composición de una película puede ser inmediatamente relacionado con recursos presentes en alguna narración literaria del siglo XIX o épocas anteriores. En las novelas más elementales y primitivas, las de literatura helenística, hay ya invenciones temporales (lo que en el cine resulta ser el flash back), hay relatos intercalados que permiten la simultaneidad (como el crossing-up, cross-cutting) panorámicas y primeros planos (close-ups, zooms, travellings), todas esas argucias que críticos pocos sagaces creen que los novelistas contemporáneos tomaron del cine”.

Por esto, se dice que la literatura no ha necesitado del cine para crear imágenes, lo ha hecho espontáneamente desde mucho antes que el cine existiera, por el contrario, el cine es dependiente, queramos o no, de estructuras literarias.

Erich von Stroheim intentó una adaptación literal de la novela de Frank Norris McTeague en 1924 con su película Greed. La película resultante fue de más de dieciséis horas de duración., un corte de la película la redujo a sólo ocho horas de duración, posteriormente se hizo otro corte y se obtuvo una película de cuatro horas. Finalmente, el propio estudio intervino para cortar la película y reducirla a dos horas, resultando en un producto acabado que era totalmente incoherente. Desde entonces, pocos directores han tratado de poner todo de una novela en una película. Por lo tanto, la omisión de actos, eventos, descripciones, entre otros, es casi obligatoria.

En algunos casos, sin embargo, durante las adaptaciones también se interpolan escenas o inventan personajes, esto es particularmente frecuente cuando la adaptación corresponde a una saga literaria. Además, y mucho más polémico, los cineastas se inventan nuevos personajes o crean historias que no estaban presentes en el material original en absoluto. Teniendo en cuenta la audiencia prevista para una película, el guionista, director o estudio cinematográfico podría aumentar el tiempo o la importancia del personaje o simplemente inventar nuevos personajes o eliminar algunos otros. Por ejemplo, la novela de William Kennedy, ganadora del Premio Pulitzer, Ironweed, tenía una sección muy pequeña con una prostituta llamada Helen, debido a que el estudio de cine previó que la película tendría un importante público femenino y además consideraban a Meryl Streep para el papel, Helen se convirtió en una parte importante de la película.

La magia de la literatura es que estimula al lector a usar el poder de su  imaginación,  todo lo que se describe es para el individuo, sin embargo, el lector pone las palabras en una especie de realidad definida. Los buenos escritores entienden que la estimulación es un aspecto importante para cualquier novela. Por lo tanto, los escritores no suelen cumplir con un límite de tiempo definido cuando se centra en personajes o la trama. En su lugar, el tiempo se toma para garantizar que los personajes estén bien redondeados, que sean identificables y memorables para los lectores.

El cine es un medio visual y se basa en gran medida en la idea de la progresión, estudios, directores y guionistas están obligados a corregir muchos elementos importantes de una novela con el fin de mejorar la estimulación. Estos datos editados tienden a ser rápidamente olvidados en la industria del cine, pero son de gran importancia para el mundo de la literatura.

En el caso de Hollywood, la industria del cine depende completamente de los ingresos derivados del éxito de las películas, por tanto los estudios se centran en hacer lo necesario para que las producciones tengan éxito comercial. En efecto, no es de extrañar que haya libros que han sido escritos pensando en una posible futura adaptación o que incluso se haya recurrido a la “novelización” de películas, o sea películas que posteriormente han inspirado libros o historietas que amplían la historia de las películas para aprovechar el éxito inicial de las producciones cinematográficas. Las películas son promocionadas y mercadeadas excesivamente y con frecuencia se procura contratar actores de primera línea para garantizar dichos éxitos. Desgraciadamente, dicha necesidad de tener éxitos comerciales provocan que haya poco interés en hacer adaptaciones adecuadas de las distintas obras literarias, obviamente sería absurdo pensar en que todos los detalles de un libro pueden o deben incluirse en una película, sin embargo no es poco frecuente que esto omita detalles importantes y vaya en detrimento de la original obra literaria.

Han habido adaptaciones muy exitosas como The Lord of the Rings de J.R.R Tolkien pero a su vez han habido otras adaptaciones muy decepcionantes como Cold Mountain de Charles Frazier, entre muchas otras,el punto importante es que la gran mayoría de adaptaciones no logran captar la esencia de los libros, cuando se lee un libro, se visualiza la obra, los detalles en nuestras mentes y cuando vemos la película esto deriva generalmente en algo decepcionante, en un sinsabor, ya que la gran mayoría de personajes, escenarios y hechos que se han visualizado no corresponden a lo que se ve en la pantalla.

Así es como las películas son explícitas y nos muestran los libros representados visualmente, no existe el uso de la imaginación como sucede durante la lectura, las películas se convierten en un medio mientras que los libros nos despiertan la imaginación al percibir la historia como si se estuviese frente a un cuenta cuentos.

En conclusión, no hay nada de malo en la forma en que se adaptan los libros, ¿quién no quisiera ver su libro favorito convertido en una película? Aunque al final a la mayoría no le satisfaga el resultado final, simplemente estamos hablando de dos formas de expresión muy diferentes, lo que es real es que la literatura y el cine seguirán estando muy ligados a través de la cultura popular pero muy separados por la imaginación.

Como datos curiosos e importantes, respecto a las adaptaciones en el cine, podemos mencionar que  por ejemplo, de los 83 premios otorgados a guiones adaptados, 39 veces las películas se han llevado el premio a la mejor película. De estos 39 ganadores, no todas se han basado en libros: Los infiltrados (The Departed, Martin Scorsese, 2006) esta toma la historia de otra película Internal Affairs (Mou gaan dou, Wai-keung Lau y Alan Mak, 2002); Marty (Delbert Mann, 1955) toma su historia del programa de televisión del mismo nombre; tres son basadas en obras de teatro Amadeus (Miloš Forman, 1984), El hombre de dos reinos (A Man for All Seasons, Fred Zinnemann, 1966) y Casablanca (Michael Curtiz, 1942); y otro caso especial es Gigi (Vincente Minnelli, 1958) se basa en una obra de teatro que a su vez se basa en un libro.

Al revisar las películas ganadoras al Oscar en la categoría de mejor película, 58 son guiones adaptados, lo que implica que siete de cada diez premios han sido otorgados a adaptaciones.

Algunos datos interesantes sobre los premios al mejor guión adaptado o películas basadas en libros:
Las únicas dos películas que son secuelas y que han ganado el Oscar a mejor película son adaptaciones de libros: El Padrino II (The Godfather. Part II, Francis Ford Coppola, 1974) basada en El Padrino  de Mario Puzo y  El Señor de los Anillos: el retorno del Rey (The Lord of the Rings: The Return of the King, Peter Jackson, 2003) basada en El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey de J.R.R. Tolkien.

Dos de las tres películas más premiadas, con 11 premios cada una, están basadas en libros: Ben-Hur (William Wyler, 1959), basada en el libro del mismo nombre Lewis Wallace y El Señor de los Anillos: el Retorno del Rey.

Aunque en general las películas con más premios son basadas en libros: Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, Victor Fleming, 1939), del libro homónimo de Margaret Mitchell y Amor sin barreras (West Side Story, Robert Wise and Jerome Robbins, 1961) basada en Romeo y Julieta con diez premios cada una. La obra del mismo nombre de Michael Ondaatje inspira El paciente inglés (The English Patient, Anthony Minghella, 1996),  Gigi toma su guión de la novela del mismo nombre de Colette y El último emperador (The Last Emperor, Bernardo Bertolucci, 1987) basada en la autobiografía de Henry Pu-Yi con nueve premios cada una.

Las únicas películas que han ganado los cinco premios principales (Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Principal, Mejor Actriz Principal y Mejor Guión) son adaptaciones: El silencio de los inocentes (The silence of the Lambs, Jonathan Demme, 1991 está basada en la novela de Thomas Harris del mismo nombre; Atrapados sin salida (One Flew Over the Cuckoo's Nest,   Miloš Forman , 1975) basada en la novela de Ken Kesey y Sucedió una noche (It Happened One Night, Frank Capra,1934) basado en la historia Night Bus de Samuel Hopkins Adams.

Aunque parezca extraño tenemos a Mario Puzo y William Shakespeare al mismo nivel para Hollywood, ambos han inspirado dos películas consideradas como la mejor película. Mario Puzo con El Padrino (The Godfather, Francis Ford Coppola, 1972) y su continuación El Padrino II. Shakespeare por su parte inspiró Amor sin Barreras y Hamlet (Laurence Olivier, 1948) inspiradas en Romeo y Julieta y Hamlet. Siendo los autores con más premios.

George Bernard Shaw tiene dos premios singulares, en 1925 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura y en 1938 obtuvo el premio al mejor guión por Pigmalión (Pygmalion, Anthony Asquith y Leslie Howard). Curiosamente la película Pigmalión inspiró un musical dirigido por George Cukor, My Fair Lady, y que a su vez inspiró la película Mi bella dama (My Fair Lady, George Cukor, 1964) y ganadora del Oscar a la mejor película.


1 comentarios:

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